Cada
sociedad humana que ha existido genera sus propios códigos que marcan
diferencias y establecen roles entre sus miembros. Por ejemplo, los aztecas y
muchas sociedades del México prehispánico se dividían en funciones: Una parte
de la sociedad trabajaba el campo y generaba bienes para el uso de la sociedad;
otra parte se encargaba de mantener la cohesión religiosa y generaban el
conocimiento científico en general; una más la fuerza militar que era un factor decisivo
para no sucumbir y desparecer ante otros grupos sociales y una más se encargaba
de gobernar. En este caso el pertenecer a cada grupo generaba obligaciones,
privilegios (derechos que no compartían con otros, más bien), y posibilidades
de progreso individual.
En los
dos siglos pasados existió una fuerte corriente de pensamiento, que muchos
identifican como “modernidad”, en cuyo centro descansaba la idea de la igualdad
y la masificación. Los derechos de las personas se volvieron universales, la
salud a través de la ciencia se perfiló de la misma forma, el derecho a la
participación política y social a través del voto se cristalizó y podríamos
seguir mencionando otras áreas modernistas y unificadoras. El gran
diferenciador fue entonces el dinero. Uno podía subir y bajar en la escala
social dependiendo del ingreso que tuviera, los negocios que lograra o los
bienes que acumulara, provocando la diferenciación que antes creaba el mero
hecho de nacer en tal o cual barrio o familia.
Y esta
situación también ha ido cambiando, de hecho está cambiando en nuestros días.
Desde que las sociedades pasaron a ser
postindustriales, postmodernas e hipermodernas el gran diferenciador es la
información y no tanto el dinero per se.
Si uno tiene un acceso libre y positivo a la información, afirman ciertos
postulados optimistas, la posibilidad de
que una persona o un país obtengan dinero, trabajo y bienestar se incrementa
muchísimo aún si no cuentan al inicio con
tantos recursos económicos como era necesario en el pasado. Y por supuesto,
dicen los tecnooptimistas, la
información genera conocimiento y este conocimiento genera posibilidades y así logramos un maravilloso círculo
virtuoso gracias a las TIC´s y la democratización informática en beneficio de
todos.
Hasta
aquí todo suena bastante bonito y divertido, sin embargo dentro de esta visión,
como en todas las utopías, se esconden
algunos aspectos oscuros y tentadoramente autoritarios. Y esta semana la declaración
de Karsten Gerloff, presidente de la
Fundación de Software Libre de Europa (FSFE), acerca de que las compañías que
manejan las redes sociales ven a los usuarios como productos y no como personas,
además de que apoyan a los gobiernos que los espían, y su apocalíptico
escenario de desaparición de Facebook nos acerca a algunas de estas zonas
oscuras.
Gerloff
es la cabeza visible de una organización que ejemplifica la batalla que la
sociedad de la información ha desatado y que determinará cual será el rostro y
forma de la sociedad tecnológica del futuro. Por un lado encontramos a
gobiernos, corporaciones tecnológicas valuadas en billones de dólares y muchos
intereses comerciales y de seguridad. Estas fuerzas pugnan por mantener un
esquema parecido al que la producción industrial construyó en su momento:
una(s) compañía(s) desarrolla, construye y comercializa la tecnología que permite el funcionamiento de los modernos
canales de comunicación e información: desde la TV y radio tradicionales, hasta
tablets, aplicaciones, smartphones y software. De esto surge una ganancia
económica y derechos de uso y propiedad intelectual y una diferencia
socialmente marcada: los usuarios y los dueños de la tecnología que los primeros
utilizan.
Por el
otro bando encontramos algunos organismos internacionales, estudiosos y principalmente
grupos sociales organizados que propugnan por una sociedad de la información y
el conocimiento libre, entendiendo eso sin restricciones en el uso de las
tecnologías y su uso, sin que eso genere nuevo magnates ni concentraciones de
poder a través de esquemas de acumulación especulativa y obsolescencia
tecnológica. De esta visión surgen Anonimous, la FSFE, el informe MacBride (que
ya cumplió más de 30 años) y muchos grupos de hackers, ciberanarquistas y
opositores al copyrigth aplicado a las TIC´s.
Para
ellos el peligro que se cierne es el de una pesadilla distópica al estilo de la
novela 1984, o dicho con un ejemplo
claro, que nadie ni nada pueda salvarse del control de las corporaciones y el
estado a raíz de nuestra dependencia tecnológica permanente.
Como
siempre ocurre en estos debates deterministas ambas visiones tienes
exageraciones y puntos criticables, pero coinciden en un punto. Lo que marcará
la diferencia en la sociedad del futuro será el acceso que se tenga a la
tecnología, el conocimiento y la información. Lo que resulte de esta lucha marcará la libertad de comercio y negocio, la creatividad
artística en función de su distribución y la capacidad de generar una imagen
del mundo por parte de las personas, pues podría depender de acceder a noticias
e información previamente aprobadas o censuradas.
Por eso
es tan importante el dilema Facebook. Esta red social es el icono de lo que sucede y puede ocurrir en los
próximos lustros. Si llega a desaparecer, si se mantiene vigente, si continúa
como un negocio redituable, si es una fuente de información e inteligencia para
los gobiernos, si se transforma en algo completa mente nuevo y de acceso y uso
libre. Cada una de estas posibilidades afectará el paisaje cultural humano como
antes lo hacían las presas en los valles, con sus consecuencias positivas y
negativas inexorables.
Así que
cuando algún protagonista de esta lucha por la información anuncia el fin de
Facebook y Twitter no solo pone en riesgo nuestra fuente de esparcimiento y
chismorreo, sino que plantea un dilema ético, económico (entre ambos se acercan
a un valor de 80 mil millones de dólares) y tecnológico de proporciones
mundiales, al que no podemos estar ajenos.
Por lo
pronto, más allá de estas consideraciones,yo no quiero que desaparezcan estas
dos redes sociales. Aun me faltan demasiados niveles de Candy Crush Saga y de Clash
of Clans por avanzar y necesito una red social donde postear y presumir mis
avances en estos juegos en línea.
¿O acaso
alguien conoce algún software de acceso libre de estos juegos?